lunes, 21 de octubre de 2013

"La reina mora", quinto estreno de Musiarte en la Semana de la Zarzuela

El mejor homenaje que se puede hacer a la zarzuela es rescatar títulos del cajón de los recuerdos. “La reina mora” es uno de ellos. Musiarte Producciones asumió el reto de recuperar para la causa zarzuelera esta obra de género chico, un sainete clásico, y ponerlo en escena por primera vez en la XXX Semana Nacional de Zarzuela.

“La reina mora” ya se ha podido ver este mismo año en el Teatro de la Zarzuela, en Madrid, en otra producción dirigida a nivel escénico, precisamente, por el pregonero de este año, Jesús Castejón. En La Solana, la compañía de María Dolores Travesedo también ha recreado la obra orquestada por el maestro Serrano. Se trata, pues, del quinto estreno absoluto en el festival solanero en los últimos años, después de Polonesa, Cádiz, Benamor y El canastillo de fresas. Por tanto, no hay quinto malo. Y es de agradecer.

Si tenemos en cuenta el momento económico, ir a grandes producciones es inútil y contraproducente a partes iguales. Por eso, Musiarte ha elegido una zarzuela chica y sin abalorios. “La reina mora” compendia sencillez y entretenimiento. El libreto de los Quintero es divertido y enredado a partes iguales, con una ambientación y estilo andaluz inequívocos. La partitura “moruna” de José Serrano es una delicia. Es una obra ideal, por tanto, ya que está huérfana de cuadros corales, exige poco personal en escena, y ni siquiera es agotadora para los solistas principales, que apenas tienen un par de apariciones de relieve. Las veteranas gargantas de María Dolores Travesedo y Antonio Lagar todavía pueden con obras de esta naturaleza, y ahí estuvieron para interpretar sin problemas los roles principales de Coral (La reina mora) y Esteban.

Musiarte ofreció dos sesiones este sábado 19 de octubre, junto a “Gigantes y cabezudos”. Tuvimos la ocasión de presenciar la sesión de la tarde, que reunió a unos 450 espectadores en el teatro “Tomás Barrera”. Es una pena que el público no se guíe por el interés de un estreno. Entonces, se hubiera tenido que colgar el cartel de no hay billetes. Por desgracia, no es así. Por la noche, apenas 200 siguieron la función.

Volviendo a la obra, “La Travesedo” arranca en el preludio con “Compañero del alma…” tras la reja de La casa del duende, donde vive enclaustrada y escondida. Entre las modistillas destacó la voz plena de Alicia Montesquiu interpretando a Merceces. A partir de ahí, comienza la trama hablada, donde cobra especial relieve el moro Miguel Ángel, vivo restaurador de imágenes ataviado con chilaba y tocado con cubilete árabe. Emilio Carretero encarna a este personaje, que comienza a explicar la trama con la loca doña Juana (Concha del Val). El largo tiempo de declamación permitió al maestro Romanos arreglar a tiempo la lucecilla de su atril, que se le había caído en mitad de la actuación. Quedó en una anécdota.

Pronto aparecen otros dos personajes clave: Don Nuez (Pedro Forero) y Cotufa (Adolfo Pastor), que hacen reír con su deje netamente andaluz. Ambos llevan gran parte del hilo conductor del argumento. En este primer cuadro destaca la romanza “Pajaritos vendo yo”, interpretada por Inma Laín, soprano ligera, en el rol de Niño de los pájaros.

El segundo cuadro es el que más destaca por su profundidad lírica. Además, tiene una ambientación nocturna y seductora con la escena de la cárcel “hecha pá fieras, que no pá hombres” (como dice Cotufa), adonde llega Coral para encontrarse con su amado presidiario, Esteban, a punto de ser liberado. Cobra especial relieve el canto de los presos acompañado por una pareja de bailarines, y sobre todo el dúo entre los dos protagonistas con “Copita de plata”.

En realidad, la miga profunda de la obra acaba ahí, aunque todavía queda el tercer y último cuadro, con el desenlace, el noviazgo entre Cotufa y Mercedes, la aclaración de que Coral y Esteban se quieren y la graciosa serenata final de Don Nuez, guitarra en mano.

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